DOS GENERACIONES
Cuando contemplo sus ojos no puedo evitar verme en ellos, y no sólo porque las dos los encogemos al reír hasta dejar el horizonte reducido a una línea del grosor de un hilo... veo en ellos todos mis miedos, mis alegrías y mis triunfos... a veces, incluso me cuesta dejar la mirada fija en tan bellos pozos de sabiduría por temor a sentirme despojada de todas esas máscaras que muchas veces los hijos mostramos ante las madres. Con los años he aprendido a dejarla mirar... no necesita decirme nada, yo tampoco lo necesito. Es más grande que todo eso, es yo, es todo, es la esencia de vivir y es todo cuanto uno precisa. Los ojos de una madre no sólo te ven por dentro, también te enseñan a no fallar, a ser mejor persona, a levantarte sin vergüenza cuando caes... porque en ellos están la vida que no deseas y los proyectos que te mantienen vivo; el ayer, el hoy y el mañana..., basta con saber mirar. Es increíble pero es cierto, en los 0jos de mi madre puedo ver toda mi vida aunque intente buscar la suya.
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