Mi Campo de Girasoles

miércoles, 10 de octubre de 2007

DENTISTAS Y PELUQUEROS



Esta semana, no he tenido más remedio que escribir algo acerca de mis amigos los dentistas, odontólogos, protésicos y todos los del gremio... y es que acarreo un dolor de muela que pa qué... Pues sí, un antiguo empaste de esos negros preciosos de los de toda la vida. Se ve que con los años una come con más ganas y, en uno de esos feroces mordiscos largué el trocito intruso de empaste, y es que el cuerpo es sabio... si es que aquello no era mío, coño... lo que sí es mío y sólo mío es ese dolor agudo, punzante, frío-caliente, y un largo etcétera que sale del simpático nervio de mi molar y que me atraviesa el hipotálamo ( que no sé muy bien dónde está, pero seguro que así os hacéis una idea de que se trata de un dolor de agárrate a la silla ).
El caso, es que debe andar todo el santo mundo con la boca hecha unos zorros porque no me han dado cita hasta dentro de dos semanas!!!!!!!!!!, no!!! no quiero morir!! En fin... esperaré un poco a base de ibuprofeno... ¡ viva el ibuprofeno! ¡viva!...
Y nada, esta vez voy a una clínica nueva, a la que aún no haré publicidad porque no sé como puñetas me van a tratar, puesto que mis experiencias con dentistas y peluqueros han sido a lo largo de mi vida innumerables a la par que frustrantes. No puede ser tan difícil: -"Buenas tardes, señorita peluquera", -"Buenas tardes, clienta para toda la vida en potencia. Qué desea?", -"Pues córteme sólo las puntitas un tanto así ( y saco en posición horizontal mi dedo índice )".... esta última frase la entiende la peluquera de las siguientes dos formas:
a) -"sjljsdru jkjreilll akseijfml vale?"
o bien,
b)-"Corta, corta, desahógate hija"
y al final, me voy con la cara de una hiena hambrienta, deseándole todo el mal del mundo a la pobre muchacha y jurándome por todos mis ancestros que jamás volveré a pisar tan incompetente antro al que osan llamar salón de belleza.
Y con las muelas, lo mismo. Que me citan a las 10, hago espera hasta las 12 con todo lo que eso conlleva, claro: sudor de manos, mareíllo extraño por hiperventilación, cagaleras nerviosas... y encima, cuando entras, dos horas y cuarto más tarde, te sonríen el dentista y su ayudante con esos dientes maravillosos que no entiendes por qué a ti no te los dejan así, como si no pasara nada!!!!!!!, joder, que me váis a tener la boca abierta durante una hora, me váis a pinchar, urgar, recogeréis mis babas hasta dejarme seca y cuando al fin consiga salir de allí, aletargada por las ansias de coger la puerta, ni me daré cuenta de que os voy a dejar medio sueldo mientras os sonrío educadamente sólo con media boca...
En fin, sólo pretendía alegrarme un poco este día de dolor y padecimiento. Besos para los dentistas y peluqueros del mundo.

1 Comments:

At 8:26 a. m., Blogger Dr. Macacus said...

Lo más escalofriante de estas experiencias son los diálogos que tanto peluqueros como dentistas intentan establecer, mientras uno es incapaz de articular respuestas coherentes porque está en la angustia propia de quien se siente sometido a una clase de tortura estética... con el torturador tratando de ser simpático.

Agradezco tu visita, me daré unas vueltas por aquí, ¡saludos!
Hugo

 

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