ENTRE BAMBALINAS

Fuera del espacio, en otra órbita, alejada del mundo, sin conectar con nada y sacudida cual molécula inquieta en este debatir vital que a todos irremediablemente nos ha tocado. Me siento así desde que recuerdo que me siento de alguna manera. Al menos, siento; y padezco, claro. El siento y el padezco se conocen desde muy chicos. A mi me los presentaron hace algunos años ya.., encantadores.

¿Cuándo comenzará todo?, ¿cuándo llegará el momento?, ¿cuándo me toca salir?..., detrás del telón, entre bambalinas, estás sin estar, ves todo lo que hacen los que ya actúan en el escenario, y observas sus fallos, de algunos te ríes y de otros te compadeces, pensando que la próxima vez lo harán mejor. Mientras, tú sigues con esa sensación en el estómago de “de un momento a otro salgo yo…”, pero no sales, y te pierdes los aplausos y lloras de emoción sin que nadie te vea. Estás sin estar.

“Mi vida aún no ha empezado”, frase cargada de controversia, inconformismo pincelado de resignación, esperanza con fuertes dosis de hastío y sobre todo, frase que jode a quien la siente y la padece.