LIBRE ELECCIÓN
Cuando nos sentimos atados a las cosas somos esclavos. Esclavos de una ciudad, de un trabajo, de una familia, de una pareja, de un cuerpo, de un contexto impuesto en la mayoría de los casos. Cuando no te sientes de nadie ni de nada eres vertiginosamente libre. La libertad a menudo provoca exhilios personales, destetes geográficos, corazas interiores y altanería emocional. El estado ideal debería de hallarse en poder ser libre para elegir ser esclavo. La capacidad de elección al fin y al cabo es uno de los dones más preciados y peligrosos de los que dispone el ser humano. Hay épocas en las que tienes tanto poder que es arduo complicado emplearlo bien.
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