MI ESTRELLA
Supongo que era por la mañana, casi la hora del mediodía. Cuando entró, lo hizo sin tocar el timbre, tampoco utilizó ninguna llave, estaría la puerta abierta... Llegó andando demasiado rápido, cosa impensable en ella dado el estado de sus piernas en los últimos años. Se sentó en el sofá. Yo acudí corriendo, excitada por volverla a ver una vez más y, tras pellizcar suavemente una de sus mejillas tan blanditas, la besé y la estrujé hasta que la oí decir "ay, bichito!". Entonces, permanecí allí a su lado aguardando como el que aguarda la mañana de la noche de Reyes. Siempre tenía algo que contarme, algo con que sorprenderme y mil historias para formarme.
- Bueno abueli, ¿cómo te va por ahí arriba?
- Uy chiquilla..!!, la de cosas que tengo yo que hacer allí... todo el mundo me llama a mi para todo; que si a ver si nos puedes ayudar aquí, que si a ver si puedes echar una mano allá... en fin, bichito, tú ya sabes cómo es tu abuela...
- Pues sí abueli, sí... qué alegría que hayas venido!
- Bueno reina, a lo mejor ya no puedo venir más, no es seguro, pero ya te digo todo el trabajo que tengo allí arriba... Tienes que ser muy buena con tu madre, y no seas tan llorona que luego todo el mundo te la da con queso..., y ya sabes lo que te dije un día: cada vez que puedas, mira hacia arriba y enséñame esa sonrisa que yo la vea bien! eso, eso es lo más poderoso que te ha dado Dios, bichito... Anda, ven y dale un beso a tu abuela!!
Se levantó, salió de la casa de mis padres y nunca más volví a verla.
Esta fue la última vez que soñé con mi abuela. Intenté volver a soñar con ella cientos y cientos de veces, sólo para poder tocarla de nuevo o escucharla o mirarla sin más, hasta que comprendí que tras ese último sueño ya no era necesario, comprendí que todo cuanto fue lo fue para los demás, supe cuál había sido su cometido y empecé a vislumbrar algo de lo que tendría que ser el mío... Entendí lo importante que es dejar huella en los demás, no por el placer de sentirse grandioso, sino por la gran labor de haber sido un pilar en la vida de alguien.
La mayoría de la gente suele mirar al cielo y decir "mira, aquello de allí es tal o cual constelación y aquella estrella tan gorda en realidad es tal planeta", que seguro aparecen todas en los libros de la ESO. A mi me gusta mirar al cielo y buscar la estrella más pequeñita, la que apenas se ve, la que parece que se va a fundir de un momento a otro, cuando al fin encuentro una así la hago mía durante unos segundos, los precisos para sonreir y saber que ella está allí guiñándome un ojo.
El amor de un padre es indescriptible, el de un abuelo es intocable, sagrado y bendito.
1 Comments:
Leyendo lo que escribes sobre el sueño con tu abuela, pienso en la de cosas que no hemos podido hablar, ver, aprender.... con nuestros abuelos. Si, eso pienso. Tendria yo 15 años cuando murieron mis dos abuelos que aún vivian. Ahora con 43 pienso en la de cosas que ya no serán. Y ahora es cuando uno dice aquello de .... cosas de la vida....
Bueno, no te doy mas la lata, sigo leyendo tu blog. Sigue escribiendo así, se te agradece.
Un saludo
Isidro
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