EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA
Heme aquí... registrando un oficio... pues sí es mi manita derecha trabajando hoy en la mañana. El trabajo... El trabajo nace con la persona, eso decía Rafael ( o Raphael, yo qué sé ) en una canción. En su caso sí debió nacer con su persona, porque ahí está el tío, con una edad ya más que respetable y sin parar de currar ( o al menos eso nos quiere hacer ver ). Bueno, pero a mi Rafael me da un poco igual, yo vengo aquí a decir que a mi me gusta trabajar. Soy Auxiliar Administrativa y trabajo para la Administración ( sé que suena muy bien, pero no es para tanto, si yo os contara... )
En fin, mi trabajo es muy metódico pero no llega a ser monótono, además el hecho de tener que pagar facturas y hablar de cantidades de dinero que yo no podría atesorar ni viviendo dos vidas seguidas hace que me reafirme en mi postura de no dar al dinero mayor importancia de la que realmente se merece. Tampoco voy en plan budista por la vida, me gustan los euros igual que a todos y en un mes me puedo gastar bastante más en accesorios de moda que en pan y huevos... qué queréis, soy una tía... pero no por eso creo que el ganar dinero y cuanto más mejor sea lo que más importe a la hora de ir a trabajar. A mi lo que me gusta es llegar por la mañana y encontrar a mis compañeros ( digo encontrarlos porque ya están allí, siempre llego tarde... ) y que me den los buenos días y contestarles con una sonrisa ( y eso que mis despertares son satánicos desde que me parió mi madre ). No sé, creo que hay que buscar y por supuesto, encontrar, todo lo bueno que nos aporta el trabajo, al fin y al cabo, pasamos más tiempo trabajando que con la familia. Yo tengo primos legítimos a los que apenas conozco, pero me sé de memoria el DNI de todos los trabajadores del campo de mi centro de trabajo ( bueeeno, el DNI de los nueve trabajadores no, pero si me dices las tres primeras cifras del carné de algunos, me arranco y me sale todo seguido).
Resumiendo un poco, trabajar es bueno y llevar el trabajo con filosofía es más bueno aún, así que no os agobiéis. Además, ¿quién no ha echado nunca un ratito bueno rajando del jefe con los compañeros? eso, como el anuncio de la Master Card, no tiene precio... como tampoco lo tiene esa pedazo de comida de Navidad en la que todo el mundo se quiere con locura y donde hasta el más timidillo se deja llevar después del postre y nos sorprende con una bulería gitano-navideña y nos deja a todos con la boca abierta. Esas cosas hay que disfrutarlas, coño!
Ah!, y el que como yo tenga la suerte de trabajar en una oficina ( suerte porque no sudo ni me arriñono al sol, que también tengo mis pesares eh? ), que pruebe a hacer una cosa: cierra la puerta del despacho con llave, reclina suavemente el respaldo de tu silla, coloca las manos en tu nuca y eleva primero una pierna y luego la otra hasta el filo de la mesa y ... disfruta el momento!. Hoy casi lo consigo... pero llamaron a la puerta!!
En fin, que no nos falte nunca el trabajo.
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