LOCA VS LOCA
Cuando crees que eres la persona más rara del mundo siempre descubres que hay alguien que te supera. En el fondo, esto jode. Es curioso… bueno, más que eso, es paradójico. Sentirte raro no tiene por qué ser agradable, al contrario, se supone que es una mala sensación… digo se supone porque, en mi caso, me agrada… sentirme rara ha sido lo que siempre me ha mantenido con vida, odio tanto tantísimo la mediocridad, que el hecho de sentirme en más de una ocasión distinta o peculiar me ha servido para levantar la cabeza, una cabeza rara, desquiciada y a destiempo, pero, a fin de cuentas, mi cabeza y la de nadie más. En mi afán de lucha incondicional por lo raro y en mi vocación de abogada de lo no aceptable me topé un día con una situación cuanto menos graciosa. Caminaba yo por un callejón ( como todos…). No era un callejón literario ni metafórico, era un callejón, carajo. Acompañada de mi otro perro ( el de ahora es hembra y la quiero infinitamente más que el que tuve con anterioridad ), iba en busca de calor humano, de charlas irrelevantes cargadas de energía positiva y de cigarrillos perdidos en el aire llenos de un algo que a veces es más que un todo… que iba a casa de una amiga, vamos. Delante de mí caminaba una mujer. Habría dicho señora pero a cierta edad empiezas a perder la capacidad para otorgar la edad a la gente… qué sé yo… quizás tendría mi edad, o puede que diez años más, quizás yo me volví atemporal y ya no soy capaz de otorgar a nadie años… el caso es que no era una niña de calcetines de hilo. El callejón no era excesivamente largo pero tampoco era corto, así es que durante un rato estuve caminando detrás de ella. Cual muerte súbita paró en seco. Los dos pies en la misma losa. Casi escuché un taconazo militar. Stop. Sin más. Bueno, sí hubo más… “qué te crees, que no me he dado cuenta…? Eh???”, eso lo dijo ella. Yo no hablé. Miré a lado y lado. Esperaba a los cámaras de Summers diciéndome que toe r mundo es güeno… “que la gente como tú ya sé yo como es…, que vais de normales pero luego… luego… mira, por qué no vas tú delante, eh? Venga, ponte ahí, para que veas tú el coraje que da…”. Continué buscando las cámaras sin éxito. Desistí. Eché cojones. Me educaron así. “Tía, no te ralles… y sobre todo… no me ralles a mi…, déjame pasar, déjame pasar a mi y a mi perro”. La sobrepasé con el escalofrío de quien espera un navajazo en el costado… coño, es que me daba miedo… la loca me raja, pensé. Anduve delante de ella con el ojo de la nuca en posición “on”, jamás pensé que ese ojo funcionara realmente… pero casi podía verla. Cuando abandoné el callejón sentí aquello que sienten quienes finalizan una ecuación con equis e íes griegas puteantes satisfactoriamente por primera vez… uf, alivio total… puta loca. Resultado de mi particular ecuación: loca del callejón 10, transeúnte con perro ( es decir, yo ) cinco y medio… hija de puta… me superó. Gané. Puede ser. Sin embargo la loca me hizo sentir común. Ganó? Puede ser.
3 Comments:
Ese "puede ser" del final sembrando incertidumbre te convierte en la tía más loca del Globo global.
Besos, tía rara y zumbada :D
(mira que meterse por callejones oscuros con un pobre perrito...)
Fdo.: Mr. Hyde.
me ha encantao....casi me retrato en él....un beso wapa
Bueno amiga con distorsión (me incluyo en el Colectivo Realidad alterada por efectos del humo de la ciudad). Me encanta el Mundo CALLEJÓN y el Mundo "LOCO". Es muy completito no dice nada y lo dice todo en realidad, claro una realidad un tanto psicótica, pero me encanta Amiga chiflada.
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