SOY COMO TÚ, ETIQUÉTAME...
La subjetividad de las catalogaciones me fascina casi tanto como el hecho de la variabilidad objetiva que llevan a su acometida. Jamás, tú que lees, verás todo cuanto yo veo, nunca sentirás como yo siento, nunca reirás de todo lo que yo me río ni sentirás repulsa por todo aquello que a mí me hace revolver la sangre del estómago y la del alma que, no sé si funciona con sangre, pero casi seguro que sí, al menos mientras deambula por la tierra.
Yo, mortal pasajera, también catalogo, etiqueto, marco con equis invisibles y tacho con garabatos inmateriales, precisamente por eso, porque soy pasajera, mortal, subjetiva e impresionable; no me gustan los mortales pasajeros que creen no serlo... "yo ya lo he visto todo" "no hay nada que ya me sorprenda" son expresiones tan tristes y huecas... Yo, en cambio, vivo con los ojos abiertos como platos llanos, aunque a veces se me tornen casi en blanco y, a pesar de asustarme como una musaraña ante un estrepitoso ruido, no dejo de desenfundar la parabólica cada vez que un día se deshace de sus legañas delante mío. Por eso mismo catalogo, pongo nombres y etiqueto... de puro susto. Parece que las cosas con nombre, escritas, etiquetadas dan como menos miedo, creo o percibo, qué sé yo.
Hace tiempo me molestaba mucho conocer mis "etiquetas"... ¿a mí? ¿etiquetas? ¿yo? ¿que soy la mejor y la más grande del mundo mundial? ¿tú? ¿que no me llegas ni a una suela sucia de mis zapatos?... Desde que sé que lo desconocido no sólo hace fluir la adrenalina sino que también aterra en mayor o menor medida comprendo que sin un "precio", un "código de barras" o un simple apodo a modo de referencia no seríamos nada.
2 Comments:
Desde el principio de los tiempos hemos tenido que tener explicación para todo. Si no tenemos explicación para algo de maneral coherente lo buscamos en lo sobrenatural. Puede que las etiquetas sirvan para eso, para poder explicar mejor lo que no conocemos. El etiquetar a alguien puede que tenga el mismo fin. El sentirse seguro frente a ella, así no estamos incómodos, nos hacemos fuertes y podemos mirarnos a la cara casi sin complejos.
Yo desde hace tiempo solo pongo etiquetas en las fotos de facebook, prefiero que las personas me sorprendan y solo cuando las conozca bien, les pondré una etiqueta, porque aunque no quiera, como bien dices, somos humanos y tarde o temprano, las usaré. No para sentirme seguro, sino para atenerme a mi manera de actuar con ellas.
PD: magnifica entrada, como la mayoría de las que llenan el blog
En una ocasión me vi por necesidad poniendo etiquetas en una gran superficie comercial, pero el no reconocer a alguien, o algo, por su etiqueta nos asusta, tu blog es reflexión. Sigue dándolo todo amiga chiflada (ves !!! ya te puse etiqueta jajajajaja !!!).
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