Mi Campo de Girasoles

miércoles, 30 de septiembre de 2009

LOS BESOS QUE TE DEBO


¿Dónde están los besos que te debo?, en una cajita. Nunca llevo el corazón encima, por si me lo quitan. Eso mismo, Robe, eso mismo. Rescaté la frase en un ratito de esos de uno, de los que suceden a una peli mala y preceden a un sueño reparador, en un rato de esos muertos, por llamarlos así para el entendimiento del que lee ya que para mí son los más fructíferos. Me gustan los balances, las balanzas no, que me lían y me provocan incertidumbre disuasoria…, pero los balances sí, los resúmenes, las conclusiones violentas y las recopilaciones diarias me fascinan. A ver, qué hice hoy? Qué saqué de todo? Qué mejoraré mañana? Qué seguiré empeorando para rizar el rizo? Qué dejaré de hacer y qué haré de nuevo? Qué no hice que deseo haber hecho? Los balances te mantienen vivo y, sobre todo, hacer balances, te mantiene viviendo.


Roberto Iniesta guardó unos cuantos besos en su cajita en esa canción. Bendita cajita. Yo también tengo la mía, como todos. Cuántas cajitas, cofres, baúles y arcones… es una pasada. Nos pasamos la vida recopilando, atesorando, acumulando, reservando y codiciando. ¿Para qué? instinto animal tal vez, somos un poco hormiga quizás. ¿Y por qué? porque somos unos negados al riesgo, a la vergüenza de soportar los ojos del otro, de su girar de cuello en una negación rotunda, nos aterra la idea de la incomprensión aunque presumamos de que nadie nos entienda como síntoma inequívoco de sentirnos persona peculiar, diferente, incomprendida y -que valga la redundancia por favor- por ello, especial.


Si apiláramos todas esas cajitas podríamos construir una nueva muralla china. O más aún. Seguro. Si las destapáramos saldrían esos besos, los que se deben, los que no se dan porque son sobreentendidos, los que cual boomerang envenenado se nos vuelven al alma para mortificarnos… saldrían las palabras. Los agradecimientos, los te quiero del alma, los te odio del alma también, los por favores enquistados, los hasta pronto que se disfrazaron de adioses, los adioses que se camuflaron en un nos vemos, los te necesito que van de duros y que como mucho van de amigos incondicionales, los te amo que en realidad únicamente expresaban un post sexo gratificante y saludable, los no me importa y no pasa nada que en su origen eran un me cago en tu casta toda… Parece que lo veo. Miles, millares de cajitas. Cajitas llenas de lágrimas cautivas retorciéndose como caracoles vivos en una cacerola de loza al fuego, cajitas con caricias desgastadas de tanto ser imaginadas y sin fuerzas ya para salir, cajitas llenas de deseos ridículamente inconfesables, cajitas preciosas, llamativas, decoradas a conciencia para que luzcan bellas, cajitas lindas llenas de polvo…

6 Comments:

At 6:53 p. m., Anonymous Anónimo said...

Me encanta este post Nuri, cuanta razon hay en lo que has escrito, lo malo es lo dificil que resulta casi siempre llevarlo a la practica. Intentaremos que esas cajitas se vayan abriendo poco a poco (para lo bueno y lo malo)

Un beso.
Diana.

 
At 9:38 a. m., Blogger La ventana de mi oficina. said...

Que razon tienes. Aunque no te conozca de nada y ahora empiece a leerte abro mi cajita y te mando un beso enorme por alegrarme la mañana y el dia, pues estoy deseando que llegue la noche para seguir leyendote. Un BESO muy grande Nuria.

 
At 1:55 p. m., Blogger AdR said...

En el fondo (de la cajita) eres una romántica.

 
At 1:35 a. m., Anonymous Anónimo said...

Me encanta encontrar estos pensamientos tuyos por aqui. Si no te importa, te he cogido la frase del titulo, que me encanta. Te mando un abrazo fuerte pero tierno. Marcos

 
At 1:59 a. m., Blogger Mi campo de Girasoles said...

No me importa Marcos, es más, puedes coger esa frase y cuantas quieras. Además, tal y como dejaba caer en le post, no es más que una frase de una canción de Extremoduro, grupo infame y canorro para muchos pero templo de verdades como puños para otros, como yo por ejemplo..., gracias por leerme, un beso.

 
At 8:35 a. m., Blogger Caos said...

Los besos son palabras mudas, y así viajan sin rumbo camuflados en la intención, y si la piel descifra esa caligrafia de donde se fugan, un enjambre de ellos sisearán a la ausencia, al te quiero que no dije.

 

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