Difumíname en el tiempo como una imagen agitada en el agitar de tu mente. Pasea mis risas en el eco del pausado batir de tu tórax, balancea mi cabello entre tus diáfanos dedos, dibújame indeleble, como recuerdes, en una pizarra blanca, etérea. Crucifica mis pupilas con las tuyas y traspásame como espectro sin dejar de rozarme el alma; grítame en voz baja tus ilusiones más tenues y tus temores sin fondo, caliéntame la mejilla en la eternidad de un segundo. Volatilízame de nuevo en cada amanecer de tu pecho cuando la inconsciencia te suelta la mano, tú dejas de soñarme y yo sigo vagando en tu subconsciente con el leve pisar de quien profana lo ajeno.
1 Comments:
Titubea, razón mía, ópalo girasol. Tus ojos son, el centro del remolino. Y el fuego, tus ingobernables sueños. Escucha, como lindan, indómitos vientos. Allí, donde los confines aguardan, tu sanctasanctórum.
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