LA COMUNIDAD
El corraleo vecinal es tan fructífero como vergonzoso. La vida de nuevo me enseñó otra cosa; por circunstancias personales, y por eso mismo irrelevantes, me vi sumergida en el día a día de un barrio, que no barriada… lo siento, pero mi vena elitista siempre estará conmigo, y no, no me avergüenzo de vivir donde vivo, de educarme donde me eduqué y, mucho menos, de ser quien soy… pero coño, es que no es lo mismo una barriada que un barrio… queda dicho. El caso es que el balcón de mi casa es como una nave nodriza…, es lo que tiene el balcón de un bajo y el vivir con gente que necesita ventanas abiertas para poder respirar, y me incluyo en ese grupo. Se abren las puertas correderas de mi balcón y comienza la vida. Y Dios creó la luz!, y creó a la del bajo contiguo que parece que lleve haciendo guardia desde las cinco de la mañana ya pintada y todo y perfectamente peinada de peluquería únicamente para decirte “buenos días, chocho!”, y creó también a la del perro gordo del segundo y al señor Cuesta que hay en todos los bloques y comunidades de vecinos españolas y que, a tan temprana hora, ya vigila los jardines y puertas de garaje ( jubilado, por supuesto ), y creó al niñato que arranca su scooter en toda tu cara haciéndote tragar humo insano ( ¿existe el sano? ) y aprieta su “Fortuna” entre sus dientes mientras se endereza con cara de desafiante de la vida su casco de motorista, por supuesto, sin abrochar del todo. Y también creó Dios al panadero que aparca su furgoneta justo delante del balcón de enfrente y no me deja ver el modelito mañanero de la pija remilgada y solterona por vocación que ya nació con los labios pintados ( porque está claro que una vez abres el balcón entras en ese juego de cordialidad y cotilleo, es como una droga, es más que una droga, es como lo de la Esteban, que la ves, la oyes, la odias pero aún así la sigues viendo y escuchando y no por ello dejas de odiarla aunque te preguntes con resignación de enfermo por qué coño no has cambiado ya de canal…); y creó Dios a mi padre, que tiene la virtud de mirarte y hablarte desde debajo del balcón con la frescura propia del que lleva ya seis horas en planta ( y es que las lleva el tío…), consigue hacerme sentir culpable de tener los ojos hinchados a las diez de la mañana… joder, que estoy en paro…para mí esto es madrugar…
Al salir de casa aún no han clausurado la feria, es más, sólo acaba de empezar. Para entonces, ya hay un corrillo de tres o cuatro que cuando lo ves de lejos se antoja entre encantador y malévolo. Ahora viene el momento Cibeles… “qué mona va esta niña siempre…”, que no, que no es frase de teleserie, que es de la Conchi, y punto. “¿Cómo está tu madre? ¿hoy no te la llevas? ¿sigues sin trabajo? ¿y el novio? ¿tienes novio? ¿el pelo te lo arreglas tú? Uy qué mono lo llevas… ¿escuchaste anoche el ruido?... eran las dos… qué disparate…. Digo, ay que ver… la gente no respeta ná… verdá que sí, qué poca vergüenza… y el caló que hace hoy otra vé…. Uy chiquilla… yo también, yo también tengo que ir por fruta… ala!, mu bien toto, no te entretengo más… ah! ( dice otra de repente ), pásate por mi casa luego y te dejo el dvd de la boda de mi Rocío… uyyyy…qué bonita estuvo… sale tu madre de fondo en el descansillo llorando cuando la vio salir…” y no me extraña… ¿cómo no iba a llorar mi madre? Una canalla menos, pensaría… “ de la emoción lloraba, de la emoción…” esbozo como puedo y salgo corriendo pero garbosa que me están observando…
Sale una agotada de la primera fase ( como en el Mario Bross…) y queda mucho todavía. De obras. Medio país en obras, ¿por qué iba a ser menos mi barrio? Segunda fase: los albañiles. Después de cuatro meses son ya como mis primos, mis primos salidos claro… “ta luego morenaaaa….”, y yo con un dolor mandibular ya de tanto sonreír arriba del balcón, abajo y ahora… “te vamo a eshá de meno eeehhh…..” , y yo pienso “Núria sonríe, ríeles las gracias que luego a la vuelta te llevan las bolsas hasta el portal…” y me porto, y llego al Super con un estrés de la muerte, le cuento la misma historia día tras día a la cajera del chicle de menta y el pelo tirante, ella, cual peluquera protocolaria hace como que se interesa por mi vida, pero su mayor duda es conocer mi respuesta a la pregunta “ quiere bolsitaaaaaa??????” y sí, quise, quise cuatro bolsitas… cuatro bolsitas de los cojones que me agolpan la sangre en mis manos de pianista hasta que llego a la obra. Nunca pensé que me alegraría tanto de toparme con una cuadrilla de albañiles al mediodía cuando aprieta el calor, la sed y el hambre y las mujeres de cada uno de ellos están tan lejos en sus casas… pero la verdad es que son un cielo y me nutro de ello, este tipo de cosas son los vasos comunicantes de la vida…
Al salir de casa aún no han clausurado la feria, es más, sólo acaba de empezar. Para entonces, ya hay un corrillo de tres o cuatro que cuando lo ves de lejos se antoja entre encantador y malévolo. Ahora viene el momento Cibeles… “qué mona va esta niña siempre…”, que no, que no es frase de teleserie, que es de la Conchi, y punto. “¿Cómo está tu madre? ¿hoy no te la llevas? ¿sigues sin trabajo? ¿y el novio? ¿tienes novio? ¿el pelo te lo arreglas tú? Uy qué mono lo llevas… ¿escuchaste anoche el ruido?... eran las dos… qué disparate…. Digo, ay que ver… la gente no respeta ná… verdá que sí, qué poca vergüenza… y el caló que hace hoy otra vé…. Uy chiquilla… yo también, yo también tengo que ir por fruta… ala!, mu bien toto, no te entretengo más… ah! ( dice otra de repente ), pásate por mi casa luego y te dejo el dvd de la boda de mi Rocío… uyyyy…qué bonita estuvo… sale tu madre de fondo en el descansillo llorando cuando la vio salir…” y no me extraña… ¿cómo no iba a llorar mi madre? Una canalla menos, pensaría… “ de la emoción lloraba, de la emoción…” esbozo como puedo y salgo corriendo pero garbosa que me están observando…
Sale una agotada de la primera fase ( como en el Mario Bross…) y queda mucho todavía. De obras. Medio país en obras, ¿por qué iba a ser menos mi barrio? Segunda fase: los albañiles. Después de cuatro meses son ya como mis primos, mis primos salidos claro… “ta luego morenaaaa….”, y yo con un dolor mandibular ya de tanto sonreír arriba del balcón, abajo y ahora… “te vamo a eshá de meno eeehhh…..” , y yo pienso “Núria sonríe, ríeles las gracias que luego a la vuelta te llevan las bolsas hasta el portal…” y me porto, y llego al Super con un estrés de la muerte, le cuento la misma historia día tras día a la cajera del chicle de menta y el pelo tirante, ella, cual peluquera protocolaria hace como que se interesa por mi vida, pero su mayor duda es conocer mi respuesta a la pregunta “ quiere bolsitaaaaaa??????” y sí, quise, quise cuatro bolsitas… cuatro bolsitas de los cojones que me agolpan la sangre en mis manos de pianista hasta que llego a la obra. Nunca pensé que me alegraría tanto de toparme con una cuadrilla de albañiles al mediodía cuando aprieta el calor, la sed y el hambre y las mujeres de cada uno de ellos están tan lejos en sus casas… pero la verdad es que son un cielo y me nutro de ello, este tipo de cosas son los vasos comunicantes de la vida…
El resto es marujeo puro y duro, la vida en el barrio, la hija soltera exiliada que comparte sueño con el pingüino de felpa y el osito rancio de antaño y que, a ratos, entre faena y faena, critica las consecuencias del aburrimiento de la del quinto en su afán de conocer la vida de los demás, la pesadez del señor Cuesta pasando su algodón a lo mayordomo de Tenn por barandillas y zonas comunes, el ruido que hace la de al lado fregando los cacharros y lo gorda que se ha puesto la hija del que fue concejal y que vive enfrente… pero a veces, y sólo a veces, que conste, salgo al balcón, cuando el cielo está negro, cuando las motos ya no te zumban en la cara y se oyen de paso en tres calles más allá, cuando son pocas las ventanas que muestran luz, cuando no existen ruidos ajenos a los de mi propio cuerpo y el expirar del humo de mi cigarro suena como un escape nuclear entre tanto silencio, sólo en esas veces asomo mi nariz al balcón y añoro uno de esos comentarios “imprudentes” pero que tanta falta hacen, hombre ya.
3 Comments:
Ja, Ja, Ja, Ja, es muy bueno, en serio, verdades a sablazos. Felicidades es un gran post.
Vivir en una barriada así es más estresante que vivir en el barrio más concurrido de Madrid, te lo digo yooo :D
Dios creó las barriadas gaditanas para que tú les hicieras fotos a las marujas, jajaja.
Besos.
Mis vecinos afloran como luciérnagas que son fanal de la madrugada, transeúntes de ellos mismos bajo el auspicio, quien sabe, de la vida o la oscuridad. Huyen del mar a tragos con la soledad y se vierten sobre una pizarra de neón. Ojala esta marea de escarcha jinete pasajero de mi balcón fuese la luz del día, ojala la celosía de tus ojos forjase indeleble como tiza luminiscente otro corredor.
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