TE QUIERO PRECIOSA
Muchas veces pasan días, semanas, y no sé nada de ella, pero estoy tan tranquila… sé que está, siempre estará porque siempre ha estado.
Cuando al fin tuve algo de uso de razón, empecé a reprocharle a mi pobre madre su inconsciencia a la hora de privarme de más hermanos…”mami, ¿por qué no tuviste otra niña…?”. Mi hermana nació de otros padres y en otra casa, no lleva mis apellidos ni mi sangre. La sangre. Qué tontería. ¿Para qué necesito yo tener la misma sangre que nadie?
No tengo que probar mis genes cuando la llamo por teléfono y a la cuarta palabra que pronuncio ya sabe lo que me pasa, ni cuando tiene que aguantar mis histerias amorosas, ni cuando no tengo ganas de nada ni nadie y apenas le hago caso… nunca tuve que probar nada con ella porque ella me quiere como soy, y yo la adoro.
A veces me pregunto cómo será su cara cuando está enfadada…, pero no es algo que me inquiete conocer, es más, quizás ni exista esa cara… creo que ya nació sonriendo.
Anita, gracias por ser mi hermana. Ni te imaginas cuánto te quiero.